miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Qué es la concepción del mundo? Lectura 3

Una concepción del mundo no es un saber, no es conocimiento en el sentido en que lo es la ciencia positiva. Es una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto. Esos principios están explícitos en la cultura de la sociedad en que vive. Esta cultura contiene por lo común un conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza del mundo físico y de la vida, así como un código de estimaciones de la conducta. 
La parte contemplativa está íntimamente relacionada con la parte práctica.La existencia de una formulación explícita de la concepción del mundo en la cultura de una sociedad no permite, sin embargo averiguar cual es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad, pues el carácter de sobre estructura que tiene la concepción del mundo no consiste en ser un mecánico reflejo, ingenuo y directo, de la realidad social y natural vivida.Las concepciones del mundo suelen presentar, unas puntas muy concentradas y conscientes, en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico.
Esta segunda forma fue muy característica hasta el siglo XIX. La filosofía sistemática, se vio arrebatar un campo temático tras otro por las ciencias positivas. y acabó por intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia. En los casos más ambiciosos, la filosofía sistemática presenta más o menos abiertamente la pretensión de dar de sí por razonamiento el contenido de las ciencias positivas.Las causas por las cuales la pretensión de la filosofía sistemática acaba por caducar son varias. La causa principal es la definitiva y consciente constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna.Que un conocimiento es inter-subjetivo quiere decir que todas las personas adecuadamente preparadas entienden su formulación del mismo modo. 
Las tesis de la vieja filosofía sistemática de los dogmas religiosos y de las concepciones del mundo carecen de esos rasgos. Y como esos rasgos dan al hombre una seguridad y un rendimiento considerables, el conocimiento que los posee, el científico-positivo, va destronando, como conocimiento de las cosas del mundo, al pensamiento, mucho más vago y mucho menos operativo, de la filosofía sistemática tradicional.
El que las concepciones del mundo carezcan de aquellos dos rasgos característicos del conocimiento positivo no es cosa accidental y eliminable, sino necesaria. Se debe a que la concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo, que son la verificación o falsación empíricas y la argumentación analítica (deductiva o inductivo-probabilitaria). Esto no quiere decir que el conocimiento positivo y sobre todo, las necesidades metodológicas de éste no abonen una determinada concepción del mundo más que otra.
El texto aborda la concepción marxista del mundo, que es la concepción materialista y dialéctica del mundo, que esta movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados, por lo que es una concepción del mundo explicita, pero además, no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema del saber superior al positivo, para Engels, el nuevo materialismo no es una filosofía, es una concepción del mundo, que tiene que sostenerse y actuarse no en una sustantiva ciencia de la ciencia, sino en la ciencias reales. Para Engels, queda superada y preservada la filosofía, superada en cuanto a su forma y preservada en cuanto a su contenido real. Esta idea deja a la concepción de lo filosófico no por encima de la ciencia sino como un nivel del pensamiento científico, para que el investigador, inspire, reflexione sobre su marcha y sus resultados. Pero esta formula de Engels se va ha encontrar con la recusación de toda la filosofía sistemática que dice que no hay conocimiento aparte por encima del positivo, además puesto que su punto de partida y de llegada es la ciencia real, esa concepción del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma, esto recibe el nombre en la filosófica clásica de “inmanentismo”. 
La explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, no en instancias ajenas o superiores en el mundo, éste principio que es básico en el hacer científico, perdería su sentido si tuviera que admitir la acción de causas no naturales, que la ciencia se esfuerza en ir construyendo para entender la realidad. El inmanentismo, muy identificado con la concepción marxista del mundo, parte de la idea de que el mundo debe explicarse por sí mismo, por lo que el materialismo es lo primero, pero éste es sólo uno de los dos principios fundamentales, según Engels, de la concepción comunista del mundo, el otro principio es la dialéctica. Ésta se inspira no tanto en el hacer científico-positivo cuanto en las limitaciones del mismo. La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva, eliminando formaciones complejas y cualitativas, tiende incluso a obviar conceptos de este tipo para limitarse en lo esencial al manejo de relaciones cuantitativas, esto le permite al análisis reductivo penetrar muy material y eficazmente en la realidad porque posibilita el planteamiento de preguntas muy exactas y porque posibilita a la larga la formación de conceptos más adecuados. 
Pero el análisis reductivo prescinde de la peculiaridad cualitativa y con ello se pierde una parte de lo concreto, la parte decisiva para la individualización de los objetos. La ciencia positiva no da los todos concretos y complejos, es decir, no suministra su totalidad, su consistencia concreta, y el campo del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas.
El análisis marxista se propone entender la individual situación concreta sin postular más resultados que los de la abstracción y el análisis reductivo científico, luego el nivel del análisis dialéctico, es el nivel de la comprensión de las concreciones o totalidades, que son ante todo los individuos vivientes y las particulares formaciones históricas.

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